Especial nochevieja. La lista Suzuki. Acto 2


Una tragicomedia en dos actos. Éste es el acto 2. Ahora con más funcionarios.


La Lista Suzuki

Una Tragicomedia en Dos Actos

DRAMATIS PERSONAE

NARRADOR: El Notas Atómico. Un cronista moderno con tendencia a la digresión y tremendamente atractivo.

NORIO SUZUKI: Estudiante hippie, 22 años. Soñador con una lista imposible.

FUNCIONARIO 1: Burócrata del Ministerio de Defensa. La voz del escepticismo.

FUNCIONARIO 2: Burócrata del Ministerio de Defensa. La voz de la resignación pragmática.

FUNCIONARIO 3: El jefe. La voz de la autoridad exasperada.


PREVIOUSLY ON… LA LISTA SUZUKI

NARRADOR TREMENDAMENTE ATRACTIVO:

Filipinas, 1974.

Un joven hippie llamado Norio Suzuki se adentró en la jungla de Lubang con una tetera, unas tazas con pandas y una lista misteriosa.

Lo que encontró fue a Hirō Onoda: el último soldado de una guerra que había terminado hacía 29 años. Un teniente japonés que seguía defendiendo su posición porque sus últimas órdenes fueron “no rendirse jamás”.

Entre tazas de té y mochi de Kobe (que no es lo mismo que el de Tokyo, por favor), Suzuki logró lo imposible:

Convenció a un militar japonés de que la guerra había terminado.

¿Cómo?

Con fotos del Emperador coleccionando sellos.

(Sí, resulta que el Hijo del Cielo tiene hobbies como cualquier mortal, que lo dijo él mismo en un anuncio a toda la nación).

Mientras Onoda procesaba que Japón ahora conquistaba el mundo con coches, aparatos electrónicos y videoconsolas y que existía algo llamado “manga”, Suzuki guardaba cuidadosamente su lista.

Esa lista…

La lista es importante.

Y todo empezó unos días antes, en el Ministerio de Defensa.

Ésta es la historia de ese día.

Una historia con funcionarios.

Y té.

Y un panda salvaje.


ACTO II: EL MINISTERIO

Oficina austera en el Ministerio de Defensa de Japón, 1974. Muebles austeros y funcionales, una mesa de reuniones y tres sillas. Luz fluorescente típica de oficina. Un gran retrato del Emperador preside la sala, junto a una antigua katana ceremonial.

FUNCIONARIO 1: [revisando papeles con extrema seriedad] Así que dice usted que puede encontrar al teniente Onoda.

SUZUKI: [sentado informalmente, recostado sobre el respaldo de la silla] Sip.

FUNCIONARIO 2: [ajustándose las gafas meticulosamente] El mismo teniente Onoda que lleva desaparecido veintinueve años.

SUZUKI: El mismo.

FUNCIONARIO 1: El que no respondió a los panfletos que arrojamos desde aviones.

SUZUKI: Ajá.

FUNCIONARIO 2: Ni a los periódicos.

SUZUKI: Sipe.

FUNCIONARIO 1: Ni a las cartas de su familia. Ni a los altavoces. Ni siquiera al mensaje personal del Emperador.

SUZUKI: [sacando tranquilamente un termo de té de su mochila] Hai. Yes. Oui. ¿Les apetece té?

FUNCIONARIO 1: [desconcertado] ¿Disculpe?

SUZUKI: El té ayuda a pensar. Y hoy hay que pensar mucho.

[empieza a sacar, una a una, un juego de tazas de té adornadas con pandas…]

FUNCIONARIO 2: [fascinado a su pesar] ¿Eso es… un juego de tazas con pandas?

SUZUKI: Edición limitada. Como el teniente Onoda, son difíciles de encontrar.

[la puerta se abre. Entra el FUNCIONARIO 3]

FUNCIONARIO 3: Necesito que revisen estos informes sobre… [levanta la vista de los papeles y se detiene en seco] ¿Qué demonios…? [mirando incrédulo la escena del té] ¿Están… están teniendo una ceremonia del té? ¿En medio de una reunión oficial del Ministerio de Defensa?

SUZUKI: [levantándose con elegancia] ¡Ah, justo a tiempo! [saca otra taza con pandas] Ésta es para usted. La guardaba especialmente. Tiene un panda haciendo kung-fu.

FUNCIONARIO 2: Verá, señor… este joven dice que puede encontrar al teniente Onoda.

FUNCIONARIO 1: [con tono sarcástico] Estaba a puntito de contarnos cómo pensaba hacerlo.

FUNCIONARIO 3: [ignorando las tazas, dirigiéndose a sus subordinados] ¿Me están diciendo que están considerando seriamente enviar a un… [mira a Suzuki de arriba abajo] a un hippie a una misión que el ejército no ha podido completar en tres décadas?

FUNCIONARIO 1: [mirando de reojo las tazas con pandas] Bueno, señor, técnicamente…

FUNCIONARIO 3: [interrumpiendo] ¿Saben cuánto nos ha costado cada intento de recuperar a Onoda? ¡Millones de yenes! ¡Recursos militares! ¡Años de planificación!

SUZUKI: [pensativo, mientras sorbe su té] ¿Han probado con mochi?

FUNCIONARIO 3: [perplejo] ¿Qué?

SUZUKI: Mochi. De Kobe, específicamente. [pausa] Es importante que sea de Kobe.

FUNCIONARIO 2: [intentando no reír] Señor, sus métodos igual son… poco ortodoxos, pero…

FUNCIONARIO 3: [a punto de explotar] ¡Esto no es una cafetería! ¡Es el Ministerio de Defensa de Japón!

SUZUKI: Miren esto [saca una lista arrugada y la mantiene en alto], es muy simple. Si fracaso, ¿qué pierden? Un megáfono.

FUNCIONARIO 1: Y un estudiante.

SUZUKI: [encogiéndose de hombros mientras sigue sosteniendo la lista en alto] Estudiante, pero no mucho. Sólo voy a clase cuando me acuerdo. Cuando no me acuerdo, no voy.

FUNCIONARIO 3: [mirando la lista con desconfianza] ¿Qué es eso?

SUZUKI: Ah… LA LISTA. [deja la lista en la mesa y se levanta con solemnidad teatral]

[Saca ceremoniosamente un radiocasette de su mochila]

FUNCIONARIO 2: ¿Qué es eso?

SUZUKI: [como si estuviera explicando lo obvio] Es para la música. Las grandes revelaciones necesitan acompañarse de una buena banda sonora.

[Las luces bajan excepto por un foco cenital sobre Suzuki]

[Pulsa play con dramatismo]

[Comienza a sonar Mission: Impossible (en versión acapella)”]

SUZUKI: [señalando orgulloso la lista] Mi plan de acción.

[Los funcionarios se inclinan para ver mejor. La música sigue sonando]

FUNCIONARIO 1: Esto es… ¿un papel arrugado con tres puntos escritos en bolígrafo?

[SUZUKI pulsa stop bruscamente. La música se corta en seco y las luces vuelven a la normalidad]

SUZUKI: [ofendido] ¡No es un papel arrugado! Es un mapa estratégico de objetivos secuenciales altamente optimizados.

[Pulsa play de nuevo. La música vuelve y la luz ilumina (de nuevo) la lista]

[Pausa dramática]

FUNCIONARIO 2: [leyendo, mientras el foco sigue iluminando la lista]

Uno. Encontrar a Onoda-san.

Dos. Encontrar un panda salvaje.

Tres. Encontrar al Yeti.

En este orden.

[SUZUKI se yergue con el pecho henchido, barbilla en alto y una sonrisa de satisfacción absoluta. Su pose es una mezcla de general napoleónico y estrella de rock mientras se mueve al ritmo de la música]

[Silencio largo e incómodo mientras la música suena de fondo. Los funcionarios releen la lista mentalmente, como esperando que las palabras cambien]

[El FUNCIONARIO 1 abre la boca para decir algo, pero la vuelve a cerrar]

[El FUNCIONARIO 2 se quita las gafas, las limpia meticulosamente, se las vuelve a poner, y mira la lista de nuevo]

[El FUNCIONARIO 3 mira a sus subordinados, luego a SUZUKI (que sigue en su pose triunfal moviéndose suavemente al ritmo de la música), luego a la lista, luego al retrato del Emperador, como buscando una explicación]

FUNCIONARIO 3: [frotándose las sienes, hablando muy despacio, intentando no arrepentirse de la pregunta que está a punto de hacer] ¿Y por qué… [pausa] …ese orden específicamente?

SUZUKI: [baja el volumen de golpe con mucho dramatismo y agita el dedo índice frente a la cara del FUNCIONARIO 3] Ah… ¿por qué ese orden? Muy buena pregunta. [sonríe] Es el único orden lógico posible.

FUNCIONARIO 1: [con honesta sinceridad] ¿Lógico?

SUZUKI: [comienza a caminar por la sala] Verán, es una cuestión de gestión emocional y optimización de recursos. Si encuentro primero al panda, que son como supermonos en blanco y negro SUPER adorables…

FUNCIONARIO 2: [interrumpiendo] Los pandas no son monos, son osos.

SUZUKI: [ignorando la interrupción] …pues igual me emociono tanto que ya no quiero buscar a Onoda-san. Porque seamos sinceros, los tenientes-san que llevan veintinueve años en la selva tienden a no ser SUPER adorables. Si acaso, tan solo LIGERAMENTE adorables.

FUNCIONARIO 1: [definitivamente enganchado a la explicación] ¿Y el Yeti?

SUZUKI: Ah, esa es la parte más importante del plan. Si encuentro primero al Yeti, que básicamente es un mono gigante peludo…

FUNCIONARIO 2: [suspirando] El Yeti tampoco es un mono…

SUZUKI: [sigue ignorando] …entonces buscar a Onoda-san no sería ningún reto. Y buscar un panda después sería como… no sé, como ir al zoo pero más aburrido. Tiene que ser en este orden. Es cuestión de dificultad progresiva y gestión del entusiasmo.

[pausa mientras los funcionarios procesan esta lógica]

[cuchichean entre sí]

[se oyen fragmentos sueltos de la conversación que incluyen algún que otro insulto]

FUNCIONARIO 3: [después de otro largo silencio] Está bien. Tiene autorización.

SUZUKI: [saltando de alegría] ¡Ole! ¿Me pueden dar el megáfono ahora?

FUNCIONARIO 1: ¿Para qué quiere el megáfono?

SUZUKI: [cogiendo la lista de la mesa] Para anunciar mi llegada. No quiero asustar a nadie.

FUNCIONARIO 2: Va a buscar a un soldado que lleva veintinueve años en guerra… ¿y no quiere asustarlo?

SUZUKI: [guardando su lista con cuidado] Exacto. ¿Y saben qué? Ya que estamos, ¿alguno sabe dónde puedo encontrar un panda después? Es para la lista.

[Oscuro]


EPÍLOGO: LA LISTA

[comienza a sonar Fuga en Do menor de J.S. Bach]

[el escenario se divide en tres áreas iluminadas independientemente. El NARRADOR se mueve entre ellas mientras cuenta la historia.]

NARRADOR: [en el centro del escenario] Y así es como empezó todo: con LA LISTA.

[saca un papel arrugado con reverencia exagerada. Las luces bajan excepto por tres focos que crean un triángulo perfecto en el escenario]

LA LISTA.

[pausa dramática]

Una lista con tres cosas. En este preciso orden.

Y ojo, que esta lista es real.

[el NARRADOR camina hacia la primera área iluminada, que no “el primer” área. Área es femenino y sólo se usa con el artículo determinado masculino en singular para evitar la cacofonía que se produciría al pronunciar dos aes tónicas seguidas, por lo que en lugar de decir “la área” decimos “el área”. Como aquí no se produce esa cacofonía, se usa como lo que es: un sustantivo femenino.]

UNO: Encontrar al teniente Onoda.

Check.

[proyección: imágenes de Onoda en sus últimos años]

Onoda vivió hasta los 91 años. Escribió libros, dio charlas, y en una entrevista dijo:

“El tiempo que gasté no fue desperdiciado. Sin esos veintinueve años, no habría sido la persona que soy ahora.”

Los japoneses tienen algo especial con eso de encontrar sentido en lo absurdo. Son capaces de ver significado profundo en cualquier cosa. Lo mismo meditan durante horas sobre una hoja cayendo de un árbol que se hacen el harakiri porque llegaron cinco minutos tarde a una cita.

[se mueve a la segunda área]

DOS: Encontrar un panda salvaje.

Check.

[proyección: montañas de Sichuan]

Lo encontró en las montañas de Sichuan. Dicen que cuando lo vio, se sentó y lloró durante una hora. El panda siguió comiendo bambú, ignorándolo completamente.

Claro que, desde el punto de vista del panda, no era ninguna novedad que hubiera un panda salvaje en las inmediaciones. Para él siempre había habido por lo menos UN panda salvaje en el mundo. Así que no entendía a qué tanta excitación.

[se mueve a la tercera área, que está en penumbra]

[la luz se atenúa gradualmente]

[proyección: foto de un selfie de Suzuki de espaldas a un alud]

[con voz solemne] Suzuki murió a causa de un alud mientras escalaba el Himalaya. Tenía 24 años.

TRES: Encontrar al Yeti.

No Check.

[volviendo al centro del escenario, ahora solo iluminado por un foco]

Ahora debería venir una moraleja de mierda.

Algo como… “Y así, amigos, Suzuki nos enseñó que debemos perseguir nuestros sueños, por absurdos que parezcan…”.

[pausa dramática]

[negando con la cabeza] Pero no. Esto no es una serie de los 90 donde al final suena una música suave y aleccionadora mientras uno de los protagonistas aprende una lección valiosísima sobre la vida.

Como que mentir está mal, por ejemplo.

[pensativo] Aunque, pensándolo bien, mentir está mal si te pillan. Si no te pillan mintiendo, no hay daño.

[pausa]

[reflexivo] Salvo para ti. Porque la mentira nunca se acaba. Es mejor no mentir. Decir la verdad al principio duele más, pero se pasa pronto. Mentir, en cambio, es para siempre.

En fin, que ésta es una historia sobre un chico que hizo una lista absurda.

Un chico que encontró a un soldado perdido.

Un chico que encontró un panda salvaje.

Un chico que murió buscando un mono salvaje.

FUNCIONARIO 2: No es un mono…

NARRADOR: A veces las cosas simplemente pasan.

Y son absurdas.

Y son trágicas.

Y son tan reales como una avalancha de nieve.

[se apagan las luces]

[comienza a sonar The end de The Doors]

[se proyectan fotos de la historia de Suzuki]

[y pandas. También salen pandas]

[por último se proyecta un vídeo grabado en formato selfie de Suzuki. Sin música. De repente se oye un rugido y se ve cómo una avalancha de nieve se acerca, se ve cómo Suzuki se gira para ver cómo se acerca la avalancha y se corta el vídeo en un fotograma movido. En ese fotograma se puede apreciar en una esquina una imagen borrosa de lo que podría ser el Yeti]

[Oscuro total]

[FIN]


Sí, sí. Lo sé. Menuda ida de olla.

Ya te avisé de que no sabía qué podía salir de aquí.

Pero digo yo que al menos algo habremos aprendido de esta historia.

Aunque no sepamos el qué.

El año que viene vuelven las notas atómicas.

Gracias por leer hasta aquí.

Un abrazo y cuidado con las uvas.

El Notas Atómico ⚛️.

Si todavía no estás suscrito...

...puedes hacerlo aquí abajo 👇.

Aunque mi recomendación es que dediques tu tiempo a leer cosas de verdad.

Lo digo en serio.